La pandemia del COVID 19 no solo ha sido un problema de salud pública, sino un foco de problemas de salud mental. El aislamiento obligatorio al que todos fuimos sometidos como medida de contención del virus, nos generó efectos alternos como sentimientos de soledad, ansiedad, angustia y depresión.
Pese a estas medidas restrictivas, llegaron las muertes masivas. Las autoridades se vieron obligadas a tomar medidas adicionales de bioseguridad, como implementar el aislamiento total de la persona contagiada con Covid 19, lo que nos impedía a los familiares acompañarlo en el proceso. Si el ser querido no superaba el virus, no se nos permitía realizar ritos de despedida presenciales como misas, velorios, entierros; el fallecido debía ir directo a cremación, y las cenizas, en muchos casos, solo se entregaban hasta 15 días después del fallecimiento cuando se cumplía la cuarentena obligatoria.
Como lo hablamos en el Blog “La importancia de la velación como ritual para la sana elaboración del duelo”, no poder contar o participar de los rituales de despedida puede tener un alto impacto en la salud emocional de los familiares y dificultar el sano proceso de elaboración del duelo. Les recomendamos visitar este blog para profundizar sobre estos efectos negativos, pero les mencionamos los aspectos más relevantes:
- Se hace más difícil aceptar la realidad de la pérdida, prolongando la etapa de negación.
- Las reacciones y síntomas se hacen más fuertes y difíciles de manejar, principalmente las rabias, culpas y miedos.
- La percepción de que la muerte bajo circunstancias como una pandemia es más traumática, lo que puede dificultar y/o complicar la sana elaboración del duelo.
- Se vuelven más complejos aspectos fundamentales en una pérdida como brindarse apoyo, el manejo de la soledad o la distancia, trascender la no realización de rituales, entre otros.
No solo tener que enfrentar la muerte de nuestros seres queridos, sino también el tener que enfrentar el duelo con las mentes afectadas por una pandemia para la que nadie estaba preparado, ocasionó que la soledad, ansiedad, angustia y depresión fueran estados de ánimo cada vez más comunes, complejizando el proceso de duelo que de por sí ya es un proceso difícil.
Tras el fallecimiento de un ser querido, el sentimiento de culpa es algo normal. Sin embargo, con la situación creada por la pandemia, notamos que empezaron a aparecer nuevos tipos de culpas ante la imposibilidad de acompañar a nuestros seres amados durante su enfermedad, de no poder hacer honores a su vida, de no poder despedirse de él apropiadamente. Esto causa traumas por sentimientos de abandono que no son reales por ser unas restricciones impuestas, pero trae efectos negativos, emocionales y mentales.
Otra consecuencia de esta situación, es que se volvió más común o se hace más prolongado el estado de negación, el no aceptar que su ser querido ya no está. El no poder verlo, tocarlo y despedirse, impide que los familiares marquen el momento de la muerte, y por eso es tan difícil para ellos empezar con el proceso del duelo.
Todo esto nos lleva a ver cómo la pandemia generó cambios importantes en la forma en que los familiares empezaron a afrontar el duelo, ajustando rituales existentes o creando nuevos rituales que permitieran realizar este proceso de una manera más sana emocional y mentalmente. Aparecen los novenarios y misas virtuales, reuniones virtuales con la familia y seres queridos que no pudieron estar presencialmente, velación en el hogar, misa con cenizas, rincones de recuerdo con elementos como velas y muchos otros rituales para poder hacer el proceso natural del duelo como llorar, hablar, rezar, recordar, honrar al ser querido que ya no está.
También vimos cómo se generó alta demanda de servicios de acompañamiento para el duelo. El proceso de ausencia del ser querido se volvió demasiado complejo, demasiado traumático, muchas personas nos comentaron que no era posible superar la situación por si solos, expresaban que les quedaba grande, que no sabían cómo o qué hacer para salir adelante. Hicimos acompañamiento para afrontar sentimientos de rabia, impotencia e injusticia que se venían fuertemente marcados en las familias de las víctimas de la pandemia. Los tratamientos postraumáticos, el manejo a la ansiedad y la negación son ahora uno los aspectos más importantes, más que antes del COVID 19.
Se abrieron las puertas de la virtualidad; la atención psicológica virtual tenía poca acogida antes de la pandemia pues muchos pensaban que no daba resultados positivos, pero dadas las circunstancias se hizo necesaria. Las familias la vieron como una alternativa viable, se rompieron mitos y tabúes, abriendo nuevos espacios virtuales terapéuticos y sanadores. Permitió el acompañamiento no solo a personas de Medellín sino de toda Colombia, inclusive de lugares donde acceder a un psicólogo profesional, especialista en duelo era imposible.
La pandemia generó un aprendizaje en la sociedad de la importancia de realizar rituales de despedida. Antes del COVID 19 la comunidad estaba optando por no asistir a la misa de los difuntos, por no tener velaciones, en términos generales por suprimir todo los rituales de despedida. Hoy vemos cómo la tendencia se revierte, la comunidad aprendió de una difícil experiencia, y valora la salud mental que trae este tipo de rituales. Las familias se vuelven más unidas, se apoyan más en el proceso de duelo, se apoyan más en la compañía de los seres más cercanos.
La salud mental de las familias afectadas por la pandemia ha sido un aspecto de constante seguimiento por parte de Funeraria Medellín- La Abadía. Cuando se te esté volviendo más complicado, puedes pedirnos asesoría para el manejo adecuado de las malas sensaciones, el manejo del dolor. Podemos ayudarte a prevenir entrar en una tristeza profunda que pueda llevarte a una depresión, es real que será difícil continuar sin tu ser querido, pero podemos ayudarte en la adaptación de esta nueva realidad sin él.
Cada proceso de duelo es personal y la ayuda que necesite cada persona es única. No te dejes presionar por la sociedad, no debes superar la partida de un ser querido de manera inmediata. Nunca es tarde para pedir ayuda, la peor parte de un duelo puede estar después de los 4 a 8 meses de la partida.
Lamentamos profundamente que tu familia haya tenido o esté pasando por esta situación, por eso no dudes con pedirnos asesoría en tu proceso de duelo, te ayudaremos con el manejo de dolor y a aprender a vivir sin tu ser querido. No importa en la etapa que estés o qué tan perdido te sientas. Es normal por lo que estás pasando y no tienes que hacerlo solo. Te acompañamos a ti, a tu familia y te damos las herramientas para que puedas ayudar a familiares que no quieran acceder a ayuda pero que sabes que la necesita. Juntos podremos volver a recuperar la tranquilidad y felicidad. Comunícate en nuestra línea de atención psicológica 313 604 15 30.